Un Derecho para el Antropoceno: Nace el LDE·IR
- Cátedra Manuel Ballbé

- hace 5 días
- 2 Min. de lectura

La Tierra ha cruzado un umbral. Las infraestructuras que una vez garantizaron la estabilidad —desde los sistemas jurídicos hasta las redes energéticas— se enfrentan a una nueva realidad de discontinuidad radical: colapsos climáticos, pandemias globales y mutaciones tecnológicas aceleradas.
El derecho tradicional, concebido para un planeta estable y un control humano predecible, ha quedado obsoleto. Ya no basta con regular; necesitamos un derecho que pueda regenerar.
Presentamos el LDE·IR: Laboratorio de Derecho Especulativo para Infraestructuras Regenerativas
Desde la Cátedra Manuel Ballbé de Seguridad Humana y Derecho Global, lanzamos un laboratorio de pensamiento y acción para diseñar las herramientas legales que exige esta nueva era geológica. Nuestra misión es tan urgente como compleja.
¿Cómo respondemos? El LDE·IR se activa en cinco frentes:
🚨 Anticipación de Escenarios Críticos: Modelamos las crisis sistémicas del Antropoceno —colapsos energéticos, puntos de no retorno climáticos, disrupciones por IA— para que el derecho deje de ir siempre detrás de la catástrofe.
🧠 Inteligencia Colectiva Transdisciplinar: Fusionamos el conocimiento de juristas, científicos, artistas, tecnólogos y comunidades indígenas. Los desafíos del Antropoceno no se resuelven desde una sola disciplina.
🌊 Reconocimiento de Nuevos Sujetos Jurídicos: Abrimos el estatus legal a las entidades que definen esta era: ecosistemas que luchan por existir, algoritmos con agencia, infraestructuras híbridas.
🛠️ Diseño de Herramientas Normativas Regenerativas: No solo escribimos leyes; diseñamos instrumentos vivos para la resiliencia: contratos que se adaptan al contexto, constituciones para comunidades en transición, protocolos de emergencia ecológica.
🧩 Creación de Artefactos Jurídicos Experimentales: Prototipamos el derecho del futuro: personalidad jurídica para ríos, marcos de gobernanza para inteligencias artificiales, tratados de reparación de suelos.
El Derecho del Antropoceno no es una especialidad más. Es una mutación necesaria.
Es un derecho para la incertidumbre radical de esta época, capaz de operar en contextos de colapso, de reconocer una pluralidad de voces —humanas y no humanas— y de habilitar procesos de regeneración institucional, ecológica y tecnológica.
El LDE·IR no es un think-tank. Es un do-tank.
Un espacio donde el pensamiento se convierte en acción, la teoría en prototipo y la urgencia en creación. Para un mundo en transformación profunda, nace por fin un derecho a la altura de su tiempo.





Comentarios